En
el arte conceptual la idea o concepto prima sobre la realización
material de la obra y el mismo proceso - notas, bocetos, maquetas,
diálogos - al tener a menudo más importancia que el objeto terminado
puede ser expuesto para mostrar el origen y desarrollo de la idea
inicial. Otro elemento a resaltar de esta tendencia es que requiere una
mayor implicación del espectador no solo en la forma de percibirlo sino
con su acción y participación. En función de la insistencia en el
lenguaje, el comentario social o político, el cuerpo o la naturaleza
dentro de este arte encontramos líneas de trabajo muy diferentes: body
art, land art, process art, performance art, arte povera...Y entre sus
más importantes representantes se encuentran artistas como: Joseph
Beuys, Joseph Kosuth, Weiner, el grupo inglés Art and Language, Gilbert
and George, Dennis Oppenheim, Walter de Maria, Robert Smithson, Jean
Dibbets o Richard Long.
Arte Conceptual y Postconceptual
Dr. Adolfo Vásquez Rocca
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso - Universidad Complutense de Madrid
1. Arte Conceptual y Postconceptual
En este artículo intento establecer un diálogo entre teoría y praxis, entre saber y hacer
en el ámbito de la actividad artística. Busco establecer y clarificar
los términos para el necesario debate en torno a la cuestión del
estatuto ontológico del arte, es decir, determinar si el arte consiste
en un saber o más bien –de modo fundamental– en un hacer, esto es, en un
oficio o una técnica productiva.
El
filósofo ha sido justamente criticado al teorizar sobre arte porque ha
hablado desde fuera de la práctica misma, desde una mirada externa a la
actividad artística, dando lugar a una teoría del arte inasible y que se
ha volatilizado fácilmente. El artista, por su parte, inmerso en su
quehacer, no posee las herramientas discursivas para salir de su ámbito y
dar cuenta de su práctica artística, así como del aparato conceptual
que le subyace.
La vía de acceso, el nexo que puede comunicar la factura artística y la teoría del arte está en lo que se ha denominado arte conceptual.
En este ámbito se da cabida para que el artista teorice y para que el
filósofo ejerza el oficio del artista; constituyéndose un cruce entre
texto y material o entre lectura y técnica.
2.
Como
‘Arte conceptual’ entenderé ese movimiento que aparece a finales de los
años sesenta y setenta con manifestaciones muy diversas y fronteras no
del todo definidas. La idea principal que subyace en todas ellas es que
la "verdadera" obra de arte no es el objeto físico producido por el
artista sino que consiste en "conceptos" e "ideas". Con un fuerte
componente heredado de los "ready made" de Marcel Duchamp.
En
el arte conceptual la idea o concepto prima sobre la realización
material de la obra y el mismo proceso - notas, bocetos, maquetas,
diálogos - al tener a menudo más importancia que el objeto terminado
puede ser expuesto para mostrar el origen y desarrollo de la idea
inicial. Otro elemento a resaltar de esta tendencia es que requiere una
mayor implicación del espectador no solo en la forma de percibirlo sino
con su acción y participación. En función de la insistencia en el
lenguaje, el comentario social o político, el cuerpo o la naturaleza
dentro de este arte encontramos líneas de trabajo muy diferentes: body
art, land art, process art, performance art, arte povera...Y entre sus
más importantes representantes se encuentran artistas como: Joseph
Beuys, Joseph Kosuth, Weiner, el grupo inglés Art and Language, Gilbert
and George, Dennis Oppenheim, Walter de Maria, Robert Smithson, Jean
Dibbets o Richard Long.
3.
Los
artistas conceptuales han estado especialmente interesados en explorar
una nueva zona de la especulación estética que parecía representar una
dramática ruptura respecto a las habituales actividades de la producción
contemplación y apreciación artísticas1. Abogaban por un decidido rechazo de los aspectos mercantiles del consumo de arte2 y
al mismo tiempo, muchos de ellos intentaban imbricar su actividad
artística en un contexto más amplio de preocupaciones sociales,
ecológicas e intelectuales, por oposición a la producción de objetos
diseñados según criterios utilitaristas y funcionales al establiments
cultural.
El arte conceptual es, pues, un arte crítico y corrosivo, pone énfasis en lo mental,
en la ideación de las obras, relegando en importancia su realización
material o sensible. Junto a este reduccionismo de lo manual, existe en
las obras de arte conceptual una hipervaloración del trabajo de arte,
como una actividad reflexiva,tanto mental como experiencial. Puede
decirse que el arte conceptual no se ha preocupado tanto del cómo cuanto
del qué del arte.
En la obra de arte hay un ‘qué’,
un sentido que pude ser interrogado. La obra de arte no sólo se da a
ver, sino se da ha entender, se ofrece como asunto del pensamiento y
esto, en la medida, en que se sustrae al régimen de la visibilidad.
De este modo las artes plásticas, mediante el arte del concepto
dan un giro importante abandonando las poéticas de índole
romántico-idealistas. A partir de este momento inciden sobretodo: la
tendencia sintáctico-formal por una parte, la semántica-pragmática por
otra, donde se presta menos atención a la sintáctica de las formas.
Ambas alternativas sobrepasan las fronteras institucionalizadas de los
géneros artísticos heredados de la tradición, y en una tercera tendencia
se cuestiona el estatuto existencial de la obra como objeto.
Es
así como el arte ‘conceptual’ enfatiza la eliminación del objeto
artístico en sus modalidades tradicionales. De lo que se trata, por
encima de un antiobjetualismo a ultranza e indiscriminado, es, como he
señalado, de desplazar el énfasis sobre el objeto a favor de la
concepción y del proyecto, de la conducta perceptiva, imaginativa o
creativa del receptor. Incluso en los casos más extremos no puede darse
una desmaterialización completa, pues las palabras escritas o en su oralidad
son también “objetos” –y no primariamente culturales– sino perceptivos a
los que se les atribuye una significación. Es así como en la dimensión
perceptiva de los signos podemos constatar que las relaciones, fórmulas y
problemas introducidos por los matemáticos y lógicos crean también una
actitud estética. Toda imagen puede ser reducida a una fórmula, signos,
relaciones, vectores, etc. Existe una iconografía de la lógica y de la
física, trazos matéricos, un dibujo del pensamiento, genéticamente
contenido en sus signos.
El
Arte conceptual también ha influido profundamente la evolución de la
música contemporánea, teniendo en John Cage su principal representante.
Es con John Cage que parece borrarse toda frontera entre el arte gráfico
y las partituras. Cage interpreta dibujos y gráficos de manera musical y
señala que ciertas partituras le permiten reconocer el decrecimiento de
formas concretas y aisladas. Los escritos y partituras de John Cage han
concitado el interés y generado discusiones entre los artistas
conceptuales, quienes han tematizado ciertos aspectos de la creación
conceptual en los terrenos del sonido, la composición y la
interpretación musical.
4.
Ahora
bien, si en el arte tradicional predominaba el objeto sobre la teoría,
en el modelo sintáctico-semántico, desde la abstracción, se da un
equilibrio hasta pasar a situaciones límite donde la teoría es más
importante que el objeto (arte conceptual). Tan necesario como percibir
la obra concreta es actualizar los conceptos teóricos anteriores a la
misma, sus presupuestos productivos y receptivos.
Por
ello no basta –desde que el arte conceptual ha hecho su irrupción y ha
establecido sus demandas– con la mera intuición, con el mero oficio, hay
también, o debe haber, algo programático, un imaginario, un ideario que
el artista sigue y que sabe que sigue, esto es, una poética.
Este
programa o imaginario siempre es previo a la concreción de la obra,
sólo que no esta explicito para el propio autor. Sólo cuando su obra se
ofrece –como texto- a la lectura de las miradas que intentan desentrañar
su sentido, posiblemente se sentirá interpelado a poner de manifiesto
su imaginario, las preocupaciones y temáticas que informan su obra y le
dan un sentido unitario. Sólo cuando existe esto podemos hablar de un
autor, esto es, de alguien que tiene una obra, que tiene algo que decir y
ha encontrado los medios expresivos para ello.
Es
así como, por ejemplo, la obra y el programa de Duchamp nos muestra,
tanto en una vertiente plástica como conceptual, las infinitas
posibilidades de “lectura de lo real”. En Duchamp encontramos el centro
de gravedad de una concepción de las operaciones mentales y artísticas
abierta a una lectura de lo real como diverso y plural, a una
consideración flexible y distendida de la normatividad del mundo.
Nos
encontramos así ante una operación de desmantelamiento epistemológico.
El dispositivo opera sobre el pretendido rigor y objetividad de las
ciencias duras. Sin duda una audaz maniobra subversiva, tan propia de
las vanguardias de los años ’20, las que superan con mucho – en su
carácter corrosivo – a sus pálidos remedos postmodernos.
La
trans-vanguardia ya no es básicamente ruptura. Es academia y museo, se
ha convertido en nuestra “tradición”: en la tradición artística de la
contemporaneidad. Desde los medios de comunicación de masas y las
instituciones de la cultura, públicas o privadas, el horizonte estético
de la vanguardia se transmite ya como clasicismo de la contemporaneidad3.
Peter Sloterdijk Arte Por ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA
5.
El
arte conceptual va a suponer también la introducción de nuevos enfoques
y temas que harán de la narración, la apariencia, el texto, la
autobiografía, la política feminista, la fragmentación y las ideas los
principales actores de sus obras.
En
los últimos años el arte contemporáneo ha sufrido cambios
espectaculares que afectan decisivamente al propio concepto de arte,
hasta el punto de que han aparecido prácticas artísticas (como el
performance o la instalación) completamente nuevas y otras (como la
música, la danza o la escultura) que han modificado decisivamente su
concepto. La influencia de los nuevos medios, el vídeo, la fotografía y
la informática, la aparición de nuevas técnicas expositivas y
museísticas, junto con la creciente interferencia de unas prácticas
artísticas con otras han producido fenómenos de hibridación de géneros o
de contaminación e interferencia de procedimientos y de lenguajes, que
nos obligan en cierto modo a intentar clarificar los nuevos conceptos,
con los que podemos pensar el arte contemporáneo y sus problemas. Estos
nuevos conceptos del arte contemporáneo no sólo son pertinentes para
pensar en aquello en lo que el arte contemporáneo nos quiere hacer
pensar: las nuevas identidades sexuales, la espectacularización de lo
social o nuestra relación con la violencia y con la muerte. Por eso he
querido centrar este escrito introductorio específicamente en una
discusión de los conceptos fundamentales que parecen regir el nuevo
sistema de las artes.
6.
La
operación del arte objetual no consiste en una simple inserción de
fragmentos u objetos de la realidad en la artificialidad del cuadro, de
la escultura o del relieve sino en la instauración de un género nuevo.
La reflexión entre los dos niveles icónicos habituales se desplaza hacia
las propias relaciones asociativas de los objetos entre sí y respecto a
su contexto interno y externo. No interesa para nada el objeto elegido
aislado, encerrado en sí mismo, a no ser en sus transformaciones
irónicas, satíricas, críticas o puramente estéticas, en una operación
bastante alejada de las normas del arte establecido.
Por
supuesto no se trata de un arte confortable, tibio y fácil de digerir, y
no podía serlo porque con él tiene lugar una transformación donde los
mismos escombros se convierten en testimonio de un nuevo arte. Por eso
la ironía, por eso el urinario de Duchamp4, como escombro cultural de objeto rechazado, tan indesmentible como cotidiano.
A pesar de su extremada diversidad –body art, performance art, narrative art– lo que une a estas diversas manifestaciones que he venido anunciando, y que se han dado en denominar “arte conceptual”5,
es su énfasis casi unánime sobre el lenguaje o sobre sistemas
lingüísticamente análogos y la convicción de que “el lenguaje y las
ideas son la verdadera esencia del arte.”6
Ideas dentro, en torno y acerca del arte, transmitidas a través de
medios escritos, registros fotográficos, formatos audiovisuales y
documentos en general, es lo que constituye al arte del concepto. Este
es un arte que existe, sin importar la forma que adopte (o no adopte);
su existencia más plena y más compleja tiene lugar en las mentes de los
artistas y de su audiencia. Es un arte que exige del espectador un nuevo
tipo de atención y de participación, otorgándole a la experiencia
estética un rol constructivo y crítico.
La
hostilidad al objeto artístico tradicional, la extensión del campo del
arte, la des-estetización de lo estético, la nueva sensibilidad en sus
diferentes modalidades, se insertan en la dialéctica entre los objetos y
los sentidos subjetivos, en la producción no sólo de un objeto para el
sujeto sino también de un sujeto para el objeto.
7. La función irónica del objeto
A
partir del momento en que son productos fabricados, artefactos, signos,
mercancías, las cosas ejercen una función artificial e irónica por su
propia existencia. Ya no es el deseo, como hicieran los surrealistas, de
exagerar la funcionalidad, de enfrentar a los objetos al absurdo de su
función en una irrealidad poética: las cosas se encargan de iluminarse
irónicamente a sí mismas, se despojan de su sentido sin esfuerzo, sin
necesidad de subrayar el artificio o el sin sentido a partir de la
propia necesidad de su propia representación, del encadenamiento
visible, demasiado visible, de su superficialidad, que crea en sí misma
un efecto de parodia. Después de la física y de la metafísica, nos
encontramos en la patafísica7
de los objetos y de la mercancía, en una patafísica de los signos y de
lo operacional. Todas las cosas, privadas de su secreto y de su ilusión,
están condenadas a la existencia, a la apariencia visible, a la
publicidad, a hacer-creer, a hacer-ver, a hacer-valer. Nuestro mundo
moderno es publicitario en esencia. Tanto así que se podría decir que ha
sido inventado nada más que para hacer publicidad en otro mundo. No
hace falta creer que la publicidad haya venido después de la mercancía:
hay, en el corazón de la mercancía (y por extensión en el corazón de
todo nuestro universo de signos) un genio maligno publicitario, un
embustero que ha integrado la bufonería de la mercancía y su puesta en
escena. Un escenógrafo genial ha dirigido al mundo hacia una
fantasmagoría de la que todos somos por fin víctimas fascinadas.
Todas
las cosas quieren hoy manifestarse. Los objetos técnicos, industriales,
mediáticos, todos los artefactos quieren significar, ser vistos, ser
leídos, ser registrados, ser fotografiados.
El
sujeto ya no es más el operador de la ironía del mundo. Ya no es el
sujeto quien se representa al mundo, es el objeto el que refracta al
sujeto y que sutilmente, a través de nuestras tecnologías, le impone su
presencia y su forma aleatoria.
8.
Finalmente cabe una mención del incipiente fenómeno denominado por un sector de la crítica como arte posconceptual. Frente al arte conceptual donde la obra tiene un discurso
que la constituye semánticamente, esto es, una descripción lingüística
correlativa que la informa, existe el arte posconceptual, donde la obra
tiende a la interacción directa, a una comunicación no verbal. Aquí la
experiencia visual es presentada como una clase de conocimiento
irreductible. Un arte que ofrece una particular resistencia a la
domesticación. En un universo dominado por las metáforas, los mensajes y
demás constructos discursivos puerilmente pretenciosos, vuelve a
cautivar la intencionalidad estética contraria, la de bloquear el puente
entre universos simbólicos diferentes.
En relación con esto, hoy reaparecen algunas cuestiones que se iniciaron con el Action Painting y que siempre han desafiado las convenciones del sistema de las Bellas Artes.
La inmediatez del trazo y del gesto, de la mano y el cuerpo, de los
medios así como del propio rito de pintar, incluida cierta violencia y
primitivismo. Consideraciones elementalísimas, como que la pintura es un
líquido, y debe ofrecerse en su apariencia líquida, como en los
goteados de Pollock. Hay, pues, un sentido de respecto a la naturaleza
de las cosas que tiene un contenido ecológico de gran alcance. Frente a
ello el arte conceptual –de tinte discursivo–, así como el pop, resultan
altamente intencionados y manipulativos, desnaturalizando tanto la
naturaleza polisémica de todo arte, como el rol constructivo del
observador en la experiencia estética.
Es
así como el arte ‘conceptual’ enfatiza la eliminación del objeto
artístico en sus modalidades tradicionales. Pero salvo en casos extremos
de la vertiente lingüística, existe menos una eliminación que un
replanteamiento y crisis del objeto tradicional8.
ANEXO
Arte Procesual y el Arte Efímero
El término Process art
da cuenta del trabajo de aquellos artistas para quienes la obra de arte
no es tanto resultado de una organización formal de los materiales como
presentación directa de los mismos, a fin de celebrar sus cualidades de
tensión, despliegue y energía. El Process art –arte procesual– o arte en proceso,
es así una actitud y un punto de vista creativo sobre el mundo donde el
producto final del arte, el objeto de arte, no es el centro de atención
principal. El “proceso” está ocupado con el hacer y el suceder
simbólico, con el arte como ritual y performance.
El
arte proceso no conserva objeto alguno, opera más bien como una
interacción. La acción en tiempo real es capaz de romper la barrera que
separa la expresión del creador de la vivencia del usuario. No se trata
de un documento, sino de un acontecimiento que tiene lugar aquí y ahora.
“El proceso sustituye en importancia al producto, igual que el sistema
remplaza a la estructura”.1
Las
obras de arte de vida limitada –efímeras– o aquellas que se despliegan
como procesos vivos en desarrollo (colaborativo), flujo y cambio son
únicas en cuanto que resulta imposible repetirlas o reproducirlas de
manera idéntica. Un carácter único que en el caso de algunas obras
deriva de que fueron concebidas para tener la capacidad de responder al
lugar concreto en el que se exponen, es decir, a aquello que la ciencia
designa como condiciones ‘iniciales’. El comportamiento de esta obra
depende de los cambios de luz natural fuera del espacio expositivo. La
arquitectura de la sala y la falta de luz natural en su interior obligan
a instalar unos colectores de luz solar fuera de ella. No obstante, la
forma en la que se muestra esa instalación revela la existencia de ese
elemento y su papel de agente activo en el proceso.2
Pero hay también obras que no son sensibles al entorno, mostrándose, en lugar de ello, totalmente aisladas del mismo.
Como
muestra de la potencialidad del arte procesual pensemos, por ejemplo,
en la ciudad como un organismo vivo constantemente reconfigurado tanto
por el cambio acelerado como por la permanencia. Los procesos que tienen
lugar en el interior de ese organismo avanzan a velocidades diferentes y
en varios niveles de complejidad. Por vía de la integración del arte
procesual en este dominio, los procesos cotidianos – por ejemplo, los
flujos urbanos – pueden transferirse a movimiento dinámico y forma
abstracta, convirtiéndose así en obras públicas y agentes activos dentro
de los procesos más amplios de construcción de identidad y comunidad.3
Dr. Adolfo Vásquez Rocca
Doctor
en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso;
Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía
IV. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia
Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética
en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello
UNAB. – En octubre de 2006 y 2007 es invitado por la 'Fundación Hombre y
Mundo' y la UNAM a dictar un Ciclo de Conferencias en México. – Miembro
del Consejo Editorial Internacional de la 'Fundación Ética Mundial'
de México. Director del Consejo Consultivo Internacional de
'Konvergencias', Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Argentina.
Miembro del Conselho Editorial da Humanidades em Revista, Universidade Regional do Noroeste do Estado do Rio Grande do Sul, Brasil y del Cuerpo Editorial de Sophia –Revista de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador– . Director de Revista Observaciones Filosóficas. Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Profesor visitante Florida Christian University USA
y Profesor Asociado al Grupo Theoria –Proyecto europeo de
Investigaciones de Postgrado– UCM. Académico Investigador de la
Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, Universidad Andrés Bello. Artista conceptual. Ha publicado el Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, Nº 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España, 2008. Adolfo Vásquez Rocca
NOTAS
Adolfo Vásquez Rocca Imagen y Texto → Pinterest
Bligo
Adolfo
Vásquez Rocca, Filosofía, Arte, Literatura, Psicología, Posmodernidad,
Arquitectura, Fotografía, Filosofía contemporánea,
- Peter Osborne, Conceptual Art (Themes and Movements), Phaidon, 2002 (See also the external links for Robert Smithson)
- Klaus Honnef, Concept Art, Cologne: Phaidon, 1972
- Ermanno Migliorini, Conceptual Art, Florence: 1971
- Ursula Meyer, ed., Conceptual Art, New York: Dutton, 1972
- Gregory Battcock, ed., Idea Art: A Critical Anthology, New York: E. P. Dutton, 1973
- Juan Vicente Aliaga & José Miguel G. Cortés, ed., Arte Conceptual Revisado/Conceptual Art Revisited, Valencia: Universidad Politécnica de Valencia, 1990
- Thomas Dreher, Konzeptuelle Kunst in Amerika und England zwischen 1963 und 1976 (Thesis Ludwig-Maximilians-Universität, München), Frankfurt am Main: Peter Lang, 1992
- Robert C. Morgan, Conceptual Art: An American Perspective, Jefferson, NC/London: McFarland, 1994
- Robert C. Morgan, Art into Ideas: Essays on Conceptual Art, Cambridge et al.: Cambridge University Press, 1996
- Tony Godfrey, Conceptual Art, London: 1998
- Alexander Alberro & Blake Stimson, ed., Conceptual Art: A Critical Anthology, Cambridge, Mass., London: MIT Press, 1999
- Michael Newman & Jon Bird, ed., Rewriting Conceptual Art, London: Reaktion, 1999
- Anne Rorimer, New Art in the 60s and 70s: Redefining Reality, London: Thames & Hudson, 2001
- Daniel Marzona, Conceptual Art, Cologne: Taschen, 2005
- Michael Corris, ed., Conceptual Art: Theory, Practice, Myth, Cambridge, Mass.,: Cambridge University Press, 2004
- Peter Goldie and Elisabeth Schellekens, Who's afraid of conceptual art?, Abingdon [etc.] : Routledge, 2010. - VIII,
- Exhibit catalogues:
- January 5-31,1969, exh.cat., New York: Seth Siegelaub, 1969
- When Attitudes Become Form, exh.cat., Bern: Kunsthalle Bern, 1969
- 557,087, exh.cat., Seattle: Seattle Art Museum, 1969
- Konzeption/Conception, exh.cat., Leverkusen: Städt. Museum Leverkusen et al., 1969
- Conceptual Art and Conceptual Aspects, exh.cat., New York: New York Cultural Center, 1970
- Art in the Mind, exh.cat., Oberlin, Ohio: Allen Memorial Art Museum, 1970
- Information, exh.cat., New York: Museum of Modern Art, 1970
- Software, exh.cat., New York: Jewish Museum, 1970
- Situation Concepts, exh.cat., Innsbruck: Forum für aktuelle Kunst, 1971
- Art conceptuel I, exh.cat., Bordeaux: capcMusée d’art contemporain de Bordeaux, 1988
- L'art conceptuel, exh.cat., Paris: ARC–Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris, 1989
- Christian Schlatter, ed., Art Conceptuel Formes Conceptuelles/Conceptual Art Conceptual Forms, exh.cat., Paris: Galerie 1900–2000 and Galerie de Poche, 1990
- Reconsidering the Object of Art: 1965-1975, exh.cat., Los Angeles: Museum of Contemporary Art, 1995
- Global Conceptualism: Points of Origin, 1950s-1980s, exh.cat., New York: Queens Museum of Art, 1999
Autoría del Artículo: “Arte Conceptual y Postconceptual” VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo
-
Adolfo Vásquez Rocca, “Arte Conceptual y Arte Objetual”, En Escáner
Cultural – Revista de Arte contemporáneo y nuevas tendencias, Santiago,
2006.
http://revista.escaner.cl/node/42
-
Adolfo Vásquez Rocca, “Arte Conceptual y Postconceptual; de Duchamp a
Joseph Beuys”, en Psikeba – Revista de Psicoanálisis y Estudios
Culturales, BUENOS AIRES, ISSN 1850-339X, Nº 4 – abril de 2007.
Adolfo Vásquez Rocca Universidad Andrés Bello
Dr. Adolfo Vásquez Rocca
Doctor
en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso;
Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía
IV, Teoría del Conocimiento y Pensamiento Contemporáneo. Áreas de
Especialización: Antropología y Estética. Profesor de Postgrado del
Instituto de Filosofía de la PUCV, del Magíster en Etnopsicología,
Escuela de Psicología PUCV, Profesor de Antropología y de Estética en el
Departamento de Artes y Humanidades de la UNAB. Profesor asociado al
Grupo Theoria, Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado.
Director de la Revista Observaciones Filosóficas http://www.observacionesfilosoficas.net/. Secretario de Ejecutivo de PHILOSOPHICA, Revista del Instituto de Filosofía de la PUCV http://www.philosophica.ucv.cl/editorial.htm, Editor Asociado de Psikeba —Revista de Psicoanálisis y Estudios Culturales, Buenos Aires— http://www.psikeba.com.ar/, miembro del Consejo Editorial de Escaner Cultural —Revista de arte contemporáneo y nuevas tendencias— http://www.escaner.cl/
y Director del Consejo Consultivo Internacional de Konvergencias,
Revista de Filosofía y Culturas, Argentina. ISSN 1669-9092
http://www.konvergencias.net/;
Miembro del Consejo Editorial Internacional de la Fundación Ética Mundial de México,
Miembro
del Consejo Editorial Internacional de 'Cuadernos del Seminario' -
Revista del Seminario del Espacio ISSN 0718-4247 Vicerrectoría de
Investigación y Estudios Avanzados Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso.
adolfovrocca@gmail.com
A pesar de su extremada diversidad –body art, performance art, narrative art– lo que une a estas diversas manifestaciones que he venido anunciando, y que se han dado en denominar “arte conceptual”1,
es su énfasis casi unánime sobre el lenguaje o sobre sistemas
lingüísticamente análogos y la convicción de que “el lenguaje y las
ideas son la verdadera esencia del arte.”2
Ideas dentro, en torno y acerca del arte, transmitidas a través de
medios escritos, registros fotográficos, formatos audiovisuales y
documentos en general, es lo que constituye al arte del concepto. Este
es un arte que existe, sin importar la forma que adopte; su existencia
más plena y más compleja tiene lugar en las mentes de los artistas y de
su audiencia. Es un arte que exige del espectador un nuevo tipo de
atención y de participación, otorgándole a la experiencia estética un
rol constructivo y crítico.
La
hostilidad al objeto artístico tradicional, la extensión del campo del
arte, la des-estetización de lo estético, la nueva sensibilidad en sus
diferentes modalidades, se insertan en la dialéctica entre los objetos y
los sentidos subjetivos, en la producción no sólo de un objeto para el
sujeto sino también de un sujeto para el objeto.
8.- La función irónica del objeto
A
partir del momento en que son productos fabricados, artefactos, signos,
mercancías, las cosas ejercen una función artificial e irónica por su
propia existencia. Ya no es el deseo, como hicieran los surrealistas, de
exagerar la funcionalidad, de enfrentar a los objetos al absurdo de su
función en una irrealidad poética: las cosas se encargan de iluminarse
irónicamente a sí mismas, se despojan de su sentido sin esfuerzo, sin
necesidad de subrayar el artificio o el sin sentido a partir de la
propia necesidad de su propia representación, del encadenamiento
visible, demasiado visible, de su superficialidad, que crea en sí misma
un efecto de parodia, o como en la patafísica3 –el arte de soluciones imaginarias–, emparentada con la psico-magia4
donde el trauma y la neurosis son tratadas mediante operaciones
simbólicas sobre el mundo. Todas las cosas, privadas de su secreto y de
su ilusión, están condenadas a la ex-istencia publicitaria a su
hacerse-ver. El mundo moderno es publicitario por esencia.5
Tanto así que se podría decir que ha sido inventado nada más que para
hacer publicidad en otro mundo. No hace falta creer que la publicidad
haya venido después de la mercancía: hay, en el corazón de la mercancía
(y por extensión en el corazón de todo nuestro universo de signos) un
genio maligno publicitario, un embustero que ha integrado la bufonería
de la mercancía y su puesta en escena.6 Un escenógrafo genial ha dirigido al mundo hacia una fantasmagoría de la que todos somos por fin víctimas fascinadas.
Todas
las cosas quieren hoy manifestarse. Los objetos técnicos, industriales,
mediáticos, todos los artefactos quieren significar, ser vistos, ser
leídos, ser registrados, ser fotografiados.
El
sujeto ya no es más el operador de la ironía del mundo. Ya no es el
sujeto quien se representa al mundo, es el objeto el que refracta al
sujeto y que sutilmente, a través de nuestras tecnologías, le impone su
presencia y su forma aleatoria.
Dr. Adolfo Vásquez Rocca
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso - Universidad Complutense de Madrid
MARCHÁN FIZ, Simón, Del Arte Objetual al Arte del Concepto; Epilogo sobre la sensibilidad ‘postmoderna’ “, Ediciones Akal, Madrid, 1997, p. 251.
VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo
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----------------- Adolfo Vásquez Rocca PH. D. adolfovrocca@gmail.com
ARTE CONCEPTUAL Y POSTCONCEPTUAL Por Adolfo Vásquez Rocca
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Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
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