FOUCAULT: 'LOS ANORMALES', UNA GENEALOGÍA DE LO MONSTRUOSO.
* FOUCAULT, Les Anormaux, (1974-1975) : Gallimard, Paris, 1999, 351 p. (ISBN 2020307987)
1.- En la obra de Foucault no sorprende hallar un interés “histórico”, así como una fascinación “romántica”, por las zonas marginales de la sociedad. En efecto, su mirada, tras haberse detenido en la locura, y después en la cárcel, la criminalidad y la delincuencia, se vuelve hacia la sexualidad. “Foucault había instalado su observatorio en las zonas del ser viviente donde las distinciones tradicionales del cuerpo y del espíritu, del instinto y de la idea, parecen absurdas: la locura, la sexualidad, el crimen. Desde allí su mirada giraba como el haz de luz de un faro y se posaba sobre la historia y sobre el presente, dispuesta para los descubrimientos menos tranquilizadores”1
El tranquilo sueño de la razón no dejará de generar monstruos. Monstruos que son consecuencia de la domesticación, del conformismo y de la seguridad garantizada por el ejercicio del poder. Foucault dará una doble función a este ejercicio: En primer lugar, una anátomo-política del cuerpo humano que obedece a la mecánica de las disciplinas. El principal objetivo de ellas es la comprensión del cuerpo como máquina. Estos procedimientos intentan conseguir docilidad política y utilidad económica de los individuos. En segundo lugar, destaca una biopolítica de la población. En este caso se considera al cuerpo individual en tanto forma parte de la especie. Esta operación queda a cargo de una serie de intervenciones y controles reguladores del individuo en tanto partícipe de los avatares propios de la especie humana: nacimiento, muerte, migración, reproducción, etc. Por lo tanto, el cuerpo es considerado como soporte de los procesos biológicos. Los mecanismos de poder ya no tienen allí por objeto la muerte, sino actúan como administradores de la vida:
“Las disciplinas del cuerpo y las regulaciones de la población constituyen los dos polos alrededor de los cuales se desarrolló la organización del poder sobre la vida”.
En Los Anormales curso dictado en el Collège de France entre enero y marzo de 1975, Michel Foucault prolonga los análisis en torno a las relaciones entre el saber y el poder: poder disciplinario, poder de normalización, bio-poder. A partir de múltiples fuentes teológicas, jurídicas y médicas, Foucault enfoca el problema de esos individuos 'peligrosos' a quienes, en el siglo XIX, se denomina 'anormales'. Define sus tres figuras principales: los monstruos, que hacen referencia a las leyes de la naturaleza y las normas de la sociedad, los incorregibles, de quienes se encargan los nuevos dispositivos de domesticación del cuerpo, y los onanistas, que dan pábulo, desde el siglo XVIII, a una campaña orientada al disciplinamiento de la familia moderna. Los análisis de Foucault toman como punto de partida las pericias médico legales que aún se practicaban en la década de 1950. Esboza a continuación una arqueología del instinto y el deseo, a partir de las técnicas de la revelación en la confesión y la dirección de conciencia. Plantea de ese modo las premisas históricas y teóricas de trabajos que retomará, modificará y reelaborará en su enseñanza en el Collège de France y en las obras ulteriores. Este curso representa, por lo tanto, un elemento esencial para seguir las investigaciones de Foucault en su formación, sus prolongaciones y sus desarrollos.
2.-
El individuo "anormal" al que desde el fin del siglo XIX toman en cuenta tantas instituciones, discursos y saberes, deriva a la vez de la excepción jurídico-natural de monstruo, de la multitud de incorregibles en los aparatos de encauzamiento y del secreto universal de las sexualidades infantiles. A decir verdad, las tres figuras del monstruo, el incorregible y del onanista no van a confundirse exactamente.
El individuo "anormal" al que desde el fin del siglo XIX toman en cuenta tantas instituciones, discursos y saberes, deriva a la vez de la excepción jurídico-natural de monstruo, de la multitud de incorregibles en los aparatos de encauzamiento y del secreto universal de las sexualidades infantiles. Cada uno se inscribirá en sistemas autónomos de referencia científica: el monstruo en una teratología y una embriología que han encontrado en Geoffroy Saint-Hilaire su primera gran coherencia científica, el incorregible en una psico-fisiología de las sensaciones de la motricidad y de las aptitudes, el onanista en una teoría de la sexualidad que se elabora lentamente a partir de la Psycopathia Sexualis de Kaan2.
La primera de las figuras de lo que Foucault llama el monstruo humano es el que trasgrede la ley. La noción de monstruo es así –en principio– esencialmente una noción jurídica; jurídica en el sentido amplio del término, claro está, porque lo que define al monstruo es el hecho de que, en su existencia y su forma, no sólo viola el pacto cívico, sino también de las leyes de la naturaleza. Es, en un doble registro, infracción a las leyes en su misma existencia. El campo de aparición del monstruo, por lo tanto, es un dominio al que puede calificarse de jurídico, biológico y plástico. Por otra parte, el monstruo aparece en este espacio como un fenómeno extremo, límite, el punto de derrumbe de la ley y, al mismo tiempo, de la salud y lo natural. El monstruo es así excepcional, precisamente por su rareza, por su carácter de curiosidad de feria; lo que hace que un ser humano sea un monstruo no es sólo la excepción que representa en relación a la forma de la especie, sino el problema que plantea a las regularidades jurídicas. El monstruo humano combina lo imposible y lo prohibido. En Los anormales el 'monstruo' humano se dice con respecto al imperio de la ley; el individuo a corregir invoca la proliferación de las prótesis disciplinarias al interior del ejército, las escuelas, los talleres y la propia familia.
Así en esta genealogía de lo anormal va a hacer su aparición la figura del individuo "peligroso" –al cual es imposible darle un sentido médico o un estatuto jurídico- y que no obstante es la noción fundamental de los peritajes contemporáneos. Al plantear hoy a la medicina la pregunta en sí misma insensata: ¿es peligroso este individuo? (pregunta que contradice un derecho penal fundado en la sola condena de los actos y postula una relación de implicación mutua y de naturaleza entre enfermedad e infracción), los tribunales están prolongando –a través de transformaciones que se trata de analizar- los equívocos de los viejos monstruos seculares.
El monstruo es la excepción por definición; el individuo a corregir es un fenómeno corriente. Tan corriente que presenta -y ésa es su primera paradoja- la característica de ser, en cierto modo, regular en su irregularidad. Por consiguiente, a partir de ahí también van a desplegarse toda una serie de equívocos. En primer lugar, esto: en la medida en que el individuo a corregir es muy frecuente, en la medida en que está inmediatamente próximo a la regla, siempre va a ser muy difícil determinarlo. Está tan exactamente en el límite de la indecidibilidad que difícilmente se podrá demostrar efectivamente que el individuo es incorregible. Primer equívoco.
3.-
Otro equívoco es que, en el fondo, la persona que hay que corregir se presenta en ese carácter en la medida en que fracasaron todas las técnicas, todos los procedimientos, todas las inversiones conocidas y familiares de domesticación mediante los cuales se pudo intentar corregirla. Lo que define al individuo a corregir, por lo tanto, es que es incorregible. Y sin embargo, paradójicamente, el incorregible, en la medida misma en que lo es, exige en torno de sí cierta cantidad de intervenciones específicas, de sobreintervenciones con respecto a las técnicas conocidas y familiares de domesticación y corrección, es decir, una nueva tecnología de recuperación, de sobrecorrección. De manera que alrededor de este individuo a corregir, vemos dibujarse una especie de juego entre la incorregibilidad y la corregibilidad. Se esboza un eje de la corregible incorregibilidad, donde más adelante, en el siglo XIX, vamos a encontrar precisamente al individuo anormal. Ese eje va a servir de soporte a todas las instituciones específicas para anormales, que se desarrollarán en el siglo XIX. Monstruo empalidecido y trivializado, el anormal de ese siglo es igualmente un incorregible, un incorregible a quien se va a poner en medio de un aparato de corrección. Ése es el segundo antepasado del anormal del siglo XIX .
El monstruo es, en el fondo, la casuística necesaria que el desorden de la naturaleza exige en el derecho.
Así se dirá que el monstruo el ser en quien leemos la mezcla de dos reinos, porque, por una parte, cuando podemos leer, en un único y mismo individuo, la presencia del animal y la de la especie humana, y buscamos la causa, ¿a qué se nos remite? A una infracción del derecho humano y el derecho divino, es decir, a la fornicación, en los progenitores, entre un individuo de la especie humana y un animal
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El individuo a corregir. Es un personaje más reciente que el monstruo. Es menos correlativo a los imperativos de la ley y de las formas canónicas de la naturaleza que a las técnicas de encauzamiento con sus exigencias propias. La aparición del "incorregible" es contemporánea a la puesta en práctica de las técnicas de disciplina a la que se asiste durante los siglos XVII y XVIII en el ejército, las escuelas, los talleres, e incluso, un poco más tarde, en las familias mismas. Los nuevos procedimientos de encauzamiento (dressage) del cuerpo, del comportamiento, de las aptitudes, abren el problema de aquellos que escapan a esta normatividad que ya no es la soberanía de la ley.
La "interdicción" constituía la medida judicial por la cual un individuo era, al menos parcialmente, descalificado como sujeto de derechos . Este marco jurídico y negativo será en parte colmado, en parte reemplazado, por un conjunto de técnicas y de procedimientos con los cuales se intentará encauzar (dresser) a aquellos que se resisten al encauzamiento y corregir a los incorregibles. El "encierro", aplicado a gran escala a partir del siglo XVII, puede aparecer como una especie de fórmula intermedia entre el procedimiento negativo de la interdicción judicial y los procedimientos positivos de encauzamiento (redressement). El encierro excluye de hecho y funciona fuera de la ley, pero se da como justificación la necesidad de corregir, de mejorar, de conducir al arrepentimiento, de producir el retorno de los "buenos sentimientos". A partir de esta forma confusa, pero históricamente decisiva, es preciso estudiar la aparición con fechas históricas precisas de las diferentes instituciones de encauzamiento y de las categorías de individuos a las cuales están dirigidas. Nacimientos técnico-institucionales de la ceguera, de los sordomudos, de los imbéciles, de los retardados, los nerviosos, los desequilibrados.
Monstruo banalizado y pálido, el anormal del siglo XIX es también un descendiente de esos incorregibles que han aparecido en los márgenes de las técnicas modernas de "encauzamiento".
El individuo a corregir es un personaje más reciente que el monstruo. Así, según Foucault, el incorregible surge luego del monstruo, tras la introducción de técnicas disciplinarias como las del ejército, las escuelas y lugares de trabajo, así como los procesos de domesticación del cuerpo y del comportamiento. Entra el asunto de la prohibición, como método de descalificación del individuo, para luego desatarse sin medida en la práctica del encierro. Es por esta razón que no queda claro en qué momento la locura y los problemas judiciales del comportamiento forman un solo sistema a corregir. En Historia de la locura en la época clásica se trata el tema de la locura aparte del de la incorrección, pero en este caso la aparición en la escena del loco (en el sentido moderno) se da cuando los antiguos males (como la lepra) tienden a desaparecer a medida que se desarrollan formas médicas y sanitarias que tienden a mejorar el ambiente de vida en la Europa del s. XVI, reforzándose esta imagen de la locura como enfermedad mental y biológica en situaciones como la del psiquiatra Pinel, quien libera a los asilados del auspicio de parís, con el fin de hacer la vida de los locos un poco más útil para los demás. (Poniéndolos a trabajar, además le servía para estudiar sus grados de locura como cita Foucault sobre Pinel) En esta ocasión el punto de ruptura lo constituye la famosa "liberación" del doctor Pinel a mediados del s. XVIII, pero por supuesto sobre la fastuosa escena del gran encierro de los locos en el s. XVII.
Adolfo Vásquez Rocca
Adolfo Vásquez Rocca PhD
Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello UNAB. – En octubre de 2006 y 2007 es invitado por la 'Fundación Hombre y Mundo' y la UNAM a dictar un Ciclo de Conferencias en México. – Miembro del Consejo Editorial Internacional de la 'Fundación Ética Mundial' de México. Director del Consejo Consultivo Internacional de Konvergencias, Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Argentina. Miembro del Conselho Editorial da Humanidades em Revista, Universidade Regional do Noroeste do Estado do Rio Grande do Sul, Brasil. Director de Revista Observaciones Filosóficas. Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Profesor visitante Florida Christian University USA y Profesor Asociado al Grupo Theoria –Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado– UCM. Académico Investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, Universidad Andrés Bello. Artista conceptual. Ha publicado recientemente el Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, Nº 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España, 2008.
Notas
1DUMÉZIL, Georges, “Un homme heureux”, Le Nouvel Observateur, 29 de junio de 1984.
2 FOUCAULT, Michel, Los Anormales, Texto del Informe del curso de 1974-75 dictado por Michel Foucault en el College de France y extraído del libro Hay que defender la sociedad (Editorial Almagesto, Buenos Aires).
BIBLIOGRAFÍA
FOUCAULT, Michel, La arqueología del saber, Ed. Siglo XXI
FOUCAULT, Michel, Tecnologías del yo, Ed. Paidós
FOUCAULT, Michel, Entre filosofía y literatura, Ed. Paidós
FOUCAULT, Michel, Estrategias de poder, Ed. Paidós
FOUCAULT, Michel, Estética, Ética y Hermenéutica, Ed. Paidós
FOUCAULT, Michel y DELEUZE, Gilles, Theatrum Philosophicum & Repetición y diferencia, Ed. Anagrama
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FOUCAULT, Michel, La Verdad y las Formas Jurídicas , RJ: PUC/RJ, Depto. de Letras.
FOUCAULT, Michel, Historia de la Sexualidad; La Voluntad de Saber , Vol. I, RJ: Graal, 1977
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FOUCAULT, Michel, Resumen de los Cursos Del Colegio de Francia (1970-1982).
Adolfo Vásquez Rocca
Publications
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- Folie et déraison. Histoire de la folie à l'âge Classique, Librairie Plon, Paris, s.d. (1961), XI-672 p.
* Histoire de la folie à l'âge classique, U.G.E., coll. « 10/18 », Paris, 1964, 309 p.
* Histoire de la folie à l'âge classique. Folie et déraison, Gallimard, coll. « Tel », Paris, 1972, 583 p. (ISBN 2070295826)
* Naissance de la clinique. Une archéologie du regard médical, Presses Universitaires de France, Paris, 1963, 212 p. (ISBN 2130420885)
* Les Mots et les Choses. Une archéologie des sciences humaines, Gallimard, coll. « Bibliothèque des sciences humaines », Paris, 1966, 405 p. (ISBN 2070224848)
* La Pensée du dehors, Fata Morgana, Paris, 1966, 72 p. (ISBN 2851940651)
* L'Archéologie du savoir, Gallimard, coll. « Bibliothèque des Sciences humaines », Paris, 1969, 288 p. (ISBN 207026999X)
* L'Ordre du discours, Gallimard, Paris, 1971, 88 p. (ISBN 2070277747)
* Ceci n'est pas une pipe, Fata Morgana, Fontfroide-le-Haut, 1973, 90 p. (ISBN 2851942077)
* Surveiller et punir. Naissance de la prison, Gallimard, Paris, 1975, 328 p. (ISBN 2070729680)
* Histoire de la sexualité, vol. 1 : La volonté de savoir, Gallimard, Paris, 1976, 224 p. (ISBN 2070295893)
* Histoire de la sexualité, vol. 2 : L'usage des plaisirs, Gallimard, Paris, 1984, 296 p. (ISBN 2070700569)
* Histoire de la sexualité, vol. 3 : Le souci de soi, Gallimard, Paris, 1984, 288 p. (ISBN 2070273822)
* Dits et écrits, vol. 1 : 1954-1975, Gallimard, coll. « Quarto », Paris, 2001, 1708 p. (ISBN 207076186X)
* Dits et écrits, vol. 2 : 1976-1988, Gallimard, coll. « Quarto », Paris, 2001, 1736 p. (ISBN 2070762904)
Plusieurs volumes ont paru qui sont des transcriptions de ses cours au Collège de France
* 1973-1974 : Le Pouvoir psychiatrique, Gallimard, Paris, 2003, 399 p. (ISBN 2020307693)
* 1974-1975 : Les Anormaux, Gallimard, Paris, 1999, 351 p. (ISBN 2020307987)
* 1975-1976 : « Il faut défendre la société », Gallimard, Paris, 1997, 283 p. (ISBN 2020231697)
* 1977-1978 : Sécurité, territoire, population, Gallimard, Paris, 2004, 435 p. (ISBN 2020307995)
* 1978-1979 : Naissance de la biopolitique, Gallimard, Paris, 2004, 355 p. (ISBN 2020324016)
* 1981-1982 : L'Herméneutique du sujet, Gallimard, Paris, 2001, 540 p. (ISBN 2020308002)
* 1982-1983 : Le Gouvernement de soi et des autres I, Gallimard, Paris, 2008, 382 p. (ISBN 2020658690)
* 1983-1984 : Le Gouvernement de soi et des autres II : Le Courage de la vérité, Gallimard, Paris, 2009, 334 p. (ISBN 978-2-02-065870-6)